Jueves. La primera corrida de la Feria de Guadalajara
2016: para olvidar, muy flojos todos los protagonistas, con muchas dificultades
al entrar a matar e incluso apuntillar. Espectáculo de los que no hacen afición,
salvo pequeños detalles.
Tiempo agradable tirando a fresquito conforme avanzaba la
tarde. Casi lleno en el Coso de las Cruces, con asistencia de algunos políticos
de nivel nacional, además de los locales. La banda de música en su punto y las
charangas de las peñas animando y amenizando las esperas.
Si existe alguna ley o norma de rango inferior que
prohíba la entrada a menores a las corridas de toros en Guadalajara, comprobado
está que no es de aplicación en este coso.
Y qué decir de los protagonistas principales del festejo:
los toros, que no saben lo que les espera, o a lo mejor sí, a su manera, y no
les queda otra que resignarse. Los toreros vinieron, hicieron su trabajo,
regular tirando a mal, no era su tarde, cobraron y a otra corrida mariposa. Los
toros, a las praderas celestiales.
El público aguantando, aunque de pañuelo fácil, dos
orejas consiguió de una presidencia mansurrona y deseosa de contentar
rápidamente al respetable.
Y el respetable, y el no tan respetable, volverá mañana
al coso a ver el espectáculo, o lo que sea menester.
(Publicado en El Heraldo del Henares)
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